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viernes, 13 de noviembre de 2015

InBev aún añora a su exnovia checa, a pesar de su compromiso con SAB

InBev NV concretó su propuesta con SABMiller por 107 mil millones de dólares pero su verdadero anhelo aún se encuentra en una pequeña ciudad checa.
Anheuser-Busch InBev NV podrá haber concretado su propuesta de matrimonio de 107 mil millones de dólares con SABMiller Plc, pero el gigante de la cervecería nunca dejó de pensar en la que huyó del altar.

En Ceske Budejovice, una ciudad de 93 mil habitantes acurrucada entre las colinas ondulantes del sur de la República Checa, existe una cervecería estatal llamada Budejovicky Budvar. Como en el alemán que hablaba como lengua nativa la mayoría de sus habitantes en el siglo XIX la ciudad se llama Budweis, la cerveza de la compañía suele conocerse como Budweiser.

Ese nombre tiene un atractivo obvio para los fabricantes de la cerveza estadounidense más vendida, actualmente controlada por InBev. Durante más de un siglo, las dos partes estuvieron metidas en un embrollo legal por los derechos sobre el nombre, y en varias ocasiones durante las últimas dos décadas los estadounidenses ofrecieron comprar la cervecería checa. Hoy, Budvar dice que hay litigios activos en cerca de una docena de países y disputas que hierven a fuego lento en otros veinticinco.
“Las demandas son agotadoras tanto en tiempo como dinero”, dice Jiri Bocek, el máximo responsable ejecutivo de la cervecería checa desde 1991, quien conserva seis botellas de Budweiser estadounidense a la vista en su oficina para recordar la disputa. “Nos alegraría evitarlas”.
Litigios

Durante gran parte del siglo XX, las dos Budweiser coexistieron gracias a acuerdos firmados en 1911 y 1939, que les dieron los derechos para usar la marca registrada Budweiser en América del Norte a los de St. Louis y la mayor parte de Europa a los checos. Pero desde que se firmaron esos pactos, Budvar creció modestamente, mientras que Anheuser-Busch pasó de ser una cervecería local de St. Louis a convertirse en una potencial global, adquirida por la belga Inbev en 2008 para crear la cervecería más grande de mundo. Hoy, la producción de Budvar equivale a un 0.3 por ciento de la de InBev.

Así como otras grandes empresas privadas en Checoslovaquia, Budvar fue nacionalizada cuando los comunistas llegaron al poder en 1948. La empresa se concentró en las exportaciones como fuente de moneda fuerte muy necesaria para la economía de planificación central, y para cuando el comunismo colapsó en 1989, la marca de Budvar estaba bien consolidada en el exterior, especialmente en Europa del Este. Tras la apertura de las fronteras, Budvar empezó a buscar más mercados.

Eso no le cayó bien a Anheuser-Busch. El gobierno checo —que nunca privatizó la empresa, a diferencia de la mayoría de las muchas otras cervecerías del país— rechazo los intentos de los estadounidenses de comprar la empresa o la marca. Por eso, el gigante estadounidense lanzó una serie de litigios para impedir que Budvar utilizase la marca Budweiser en varios mercados alrededor del mundo y terminó comprando una cervecería de menor tamaño en Ceske Budejovice para reforzar su reclamo por los derechos sobre el nombre Budweiser.

Inconcluyente

Dos décadas y muchos millones de dólares gastados en honorarios legales más tarde, los resultados son inconcluyentes. InBev sigue dominando América del Norte, por lo cual allí Budvar tiene que llamar a su cerveza Czechvar, la cual se vende a más o menos el doble del precio de la versión estadounidense. En Europa, los estadounidenses sólo pueden usar la marca Budweiser en Francia, España y un puñado de lugares más. Los checos pueden llamar a su cerveza Budweiser en Alemania, Austria, Italia, Europa del Este y Rusia.

“Ambas partes saben que ante todo se trata de una lucha por el territorio”, dice Bocek. “No nos alegra embrollarnos en estas demandas, pero ellos no van a impedir que nos expandamos”.



InBev NV SABMiller finalized its proposal for 107 billion dollars but its real desire is still in a small Czech town.
Anheuser-Busch InBev NV will be finalized his proposal of 107 billion dollars with SABMiller Plc, but the giant brewery never stopped thinking about who fled the altar.

Ceske Budejovice, a town of 93,000 inhabitants nestled among the rolling hills of the south of the Czech Republic, there is a state called Budejovicky Budvar brewery. As in the German speaking native language as most of its inhabitants in the nineteenth century the city is called Budweis beer company it is generally known as Budweiser.

That name has an obvious appeal to manufacturers of the best selling American beer, currently controlled by InBev. For over a century, the two sides were stuck in a legal mess over rights to the name, and on several occasions over the past two decades Americans offered to buy the Czech brewery. Today, Budvar says there are active disputes in nearly a dozen countries and disputes simmering in another twenty.
"The demands are exhausting both time and money," says Jiri Bocek, Chief Executive Officer of the Czech brewery since 1991, who retains six bottles of Budweiser American in sight in his office to remind the dispute. "We would happily avoid."
Litigation

For much of the twentieth century, the two coexisted Budweiser thanks to agreements signed in 1911 and 1939, which gave them the rights to use the Budweiser trademark in North America to St. Louis and most of Europe Czechs . But since those agreements were signed, Budvar grew modestly, while Anheuser-Busch went from being a local brewery of St. Louis to become a global potential, acquired by Belgium's InBev in 2008 to create the largest brewer in the world. Today, production Budvar equivalent to 0.3 percent of InBev.

As well as other large private enterprises in Czechoslovakia, Budvar was nationalized when the Communists came to power in 1948. The company is focused on exports as a source of much needed for the centrally planned economy strong currency, and when communism collapsed in 1989 , Budvar brand was well established abroad, especially in Eastern Europe. Following the opening of borders, Budvar began to seek more markets.

That did not sit well with Anheuser-Busch. The Czech government, which never privatized the company, unlike most of the country many other breweries rejection of US attempts to buy the company or brand. So the US giant launched a series of lawsuits to prevent the Budweiser Budvar brand utilizase in various markets around the world and ended up buying a smaller brewery in Ceske Budejovice to strengthen their claim for rights to the Budweiser name.

Inconclusive

Two decades and millions of dollars spent on legal fees dollars later, the results are inconclusive. InBev continues to dominate North America, so there has to call Budvar beer Czechvar, which sells for roughly double the price of the US version. In Europe, Americans can only use the Budweiser brand in France, Spain and a handful of places. The Czechs can call their Budweiser beer in Germany, Austria, Italy, Eastern Europe and Russia.

"Both sides know that above all is a struggle for territory," says Bocek. "We are not happy embroiled in these demands, but they will not expand, we stop."

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