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jueves, 15 de octubre de 2015

Suiza y los relojes caros de los empresarios

Las oficinas centrales de Vacheron Constantin, la marca de relojes de lujo más antigua del mundo (fundada en 1755 en Suiza), se parecen más bien a las de una empresa tecnológica de Silicon Valley: tienen una estructura laminada de 7 mil 400 metros cuadrados, con paneles solares, cuya figura monolítica permite a sus trabajadores, incluidos directivos y aprendices, tener una relación fluida entre sí. Estas instalaciones situadas en Chemin du Tourbillon, en Ginebra, Suiza, las cuales también albergan los talleres de manufactura de la relojera, fueron diseñadas por el arquitecto suizo Bernard Tschumi en el 2004 y, según una página de arquitectos de Suiza, su costo fue de 17 millones de dólares, casi lo mismo que pagó un coleccionista por un reloj Vacheron Constantin que pidió le fabricaran de forma personalizada.

Yann Bouillonnec, director Internacional de Vacheron Constantin, me dice a la entrada de las oficinas de la marca, en Ginebra, enfundado en impecable traje de corte italiano y un reloj de miles de dólares, que esta pieza, el Reference 57260, es el reloj más complicado que se haya hecho jamás. Se trata de una pieza de bolsillo, can caja de oro blanco, que totaliza 57 complicaciones, muchas inéditas, entre ellas varios calendarios y un cronógrafo doble.
“Tardaron ocho años en fabricarlo y se lo vendimos a un cliente que lo pidió bajo pedido. No podemos decir el precio, pero costó más de 10 millones de dólares”, revela Bouillonnec.

El comprador no fue un mexicano, pero los empresarios y CEOs de las firmas mexicanas vaya que son clientes de Vacheron Constantin y otras marcas europeas de alta relojería.
por ejemplo, que Fernando Chico Pardo, el presidente de Asur y el fondo Promecap, tiene una debilidad por los Audemars Piguet, al igual que Carlos Fernández, el expresidente de Grupo Modelo; que Andrés Conesa, el CEO de Aeroméxico, prefiere los Rolex, y que Carlos Slim Helú usa, de tiempo en tiempo, un Cartier.
De acuerdo con Bouillonnec, el director Internacional de Vacheron Constantin, de México también han recibido órdenes de compra de colecciones de relojes especializados.

Anualmente, Vacheron Constantin vende 30 mil relojes en el mundo, con lo que facturó el año pasado más de 3 mil millones de francos suizos. La pieza más accesible es de 15 mil dólares y la más cara… más de 10 millones de dólares.

En México colocó poco menos de mil unidades el año pasado, aunque a decir de Bertrand Savary, director de Desarrollo de Negocios de la firma para América y Europa, otra buena parte de las piezas que se quedan en las muñecas de los mexicanos se venden en ciudades de Estados Unidos, como Miami, Nueva York o Los Ángeles.

Una vez le pregunté a una de las principales corredoras de bienes raíces de Miami cuál es la característica que distingue a los compradores mexicanos de inmuebles en esa parte de la Florida, esperando que me hablara de su forma de negociar. Sin embargo, la respuesta fue que usan relojes “brillantes y caros”.

México desplazó a Brasil como el principal mercado de Vacheron Constantin en América Latina hace un par de años, en buena parte por la desaceleración que ha experimentado la economía sudamericana y el crecimiento de los millonarios mexicanos (el año pasado se sumaron más hombres ricos a la lista de Forbes).

Además, como dice Bertrand Savary, de Vacheron Constantin, a los mexicanos les gusta el show off.



According to bouillonné, International Director of Vacheron Constantin, of Mexico have also received orders for specialized collections of watches.
Annually sells 30,000 Vacheron Constantin watches in the world, which had a turnover of more than 3 billion Swiss francs. The most accessible piece is $ 15,000 and the most expensive ... more than 10 million.
In Mexico he placed just under thousand units last year, although to tell Bertrand Savary, director of business development of the firm for America and Europe, another good part of the pieces that are left on the wrists of Mexicans sold US cities like Miami, New York or Los Angeles.
Once I asked one of the leading real estate brokers in Miami which is the distinguishing characteristic Mexican buyers of real estate in this part of Florida, hoping to tell me about your way of negotiating. However, the response was using "brilliant and expensive" watches.
Mexico moved to Brazil as the main market for Vacheron Constantin in Latin America a couple of years ago, largely because of the slowdown experienced by the American economy and the growth of Mexican billionaires (last year's richest men joined the Forbes).
Moreover, as Bertrand Savary, Vacheron Constantin, says Mexicans love the show off.

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