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jueves, 17 de septiembre de 2015

Germán Larrea, el millonario 'invisible'

Quienes van al Hipódromo de las Américas o al centro comercial Parque Duraznos, en la Ciudad de México, probablemente se han topado con Germán Larrea, el CEO, Chairman y principal accionista de Grupo México.
Sin embargo, el anonimato por el que ha pagado varios millones de pesos a lo largo de los años le da a este empresario de 73 años la posibilidad de pasar inadvertido prácticamente en cualquier lugar que se aparece. Al menos para quienes no forman parte del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el Consejo de Administración de Grupo México y de otro puñado de empresas donde tiene inversiones.
Germán Feliciano Larrea Mota Velasco es el tercer hombre más rico de México y el número 79 del mundo, según el ranking 2013 de la revista Forbes, con una fortuna de 13 mil 300 millones de dólares. El Índice de de Bloomberg, que se actualiza diariamente conforme al movimiento de las acciones de las firmas donde los millonarios tienen participaciones, lo sitúa en el número 117, con 9.9 mil millones de dólares, pues este año sus empresas no han tenido brillo en los mercados de valores.
Sin embargo, de todos los hombres que conforman estos listados quizá también sea el más invisible. El más misterioso. El menos público.

En Google aparecen un millón 250 mil vínculos que contienen su nombre, de entre los cuales sólo emergen un par de imágenes: una en blanco y negro, borrosa, en primer plano, que no se sabe bien a bien cuándo fue tomada; y otra más dudosa aún, a color, de la cual ni siquiera se tiene certeza de que es él.
Una de las debilidades de Germán Larrea son los vinos franceses. La afición la heredó de su padre, Jorge Larrea, fundador del Grupo México, quien estuvo al frente de esta organización hasta 1995, cuando pasó la estafeta a su hijo Germán. Como presidente y director general, Germán Larrea convirtió a su brazo minero en el tercer mayor productor de cobre del mundo y a las operadoras Ferromex y Ferrosur es unas de las empresas de ferrocarriles más importantes del mundo; las más extensas de México. Todo esto, casi siempre en medio de controversias y litigios.

Uno de los momentos más difíciles para Germán Larrea y el Grupo México vino tras la muerte de 65 mineros en la mina de Pasta de Conchos, en Coahuila, en febrero del 2006. Esta tragedia que estremeció a la sociedad mexicana culminó con el rompimiento de Larrea y el líder del Sindicato Nacional de Mineros, Napoleón Gómez Urrutia, hoy exiliado en Canadá por el mismo caso.
En su libro “El colapso de la dignidad”, que salió a la venta a inicios del 2014, Gómez Urrutia cuenta una serie de historias sobre encuentros con Germán Larrea, a quien describe como “malhumorado, egocéntrico y sin escrúpulos”. Físicamente lo define como un hombre alto, regordete, de piel pálida, ojos claros y una expresión “arrogante”, con una debilidad por el vino Chateau Haut-Brion que sólo toma si está a la temperatura perfecta.

En su defensa, Valentín Diez Morodo, otro de los multimillonarios mexicanos, accionista de más de una decena de empresas y presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología, lo describe como un hombre agradable, cariñoso con su familia y de conducta intachable.

“Siempre ha sido una persona reservada y evita los reflectores, pero cuando se trata de confrontar problemas, es un hombre que siempre da la cara con carácter y determinación”, escribió Diez Morodo para la revista Expansión.
Actualmente Germán Larrea reparte su vida entre la ciudad de México y la Toscana, Italia, donde ha pasado buena parte de los últimos años con esposa y sus dos hijos, según versiones periodísticas. Sus cercanos dicen que valora como pocas cosas la privacidad y le divierte pasar desapercibido cuando anda por los alrededores de las oficinas centrales de Grupo México, ubicadas en el exclusivo barrio de Las Lomas de Chapultepec, en el Distrito Federal. “Lo hace un poco por seguridad, un poco por estrategia empresarial y otro tanto por diversión”.

Posdata. Por estos días los negocios de Grupo México no andan muy bien. Los ajustes fiscales aplicados al sector minero y las nuevas leyes en el sector ferroviario han puesto a sus empresas el ojo del huracán. Contrario a la relación que su padre solía forjar con la clase política, Germán Larrea mantiene cierta distancia con los políticos. Quizá por eso los cabildeos para evitar las afectaciones a sus empresas no fructificaron... hasta ahora.




Those who go to Las Americas Racetrack and Parque Peaches mall in Mexico City probably have encountered German Larrea, the CEO, Chairman and main shareholder of Grupo Mexico.
However, anonymity for which he paid several million pesos over the years gives this entrepreneur of 73 years the possibility of unnoticed virtually anywhere that appears. At least for those who are not part of the Mexican Council of Businessmen, the Board of Directors of Grupo Mexico and a handful of other companies which have investments.
Feliciano Germán Larrea Mota Velasco is the third richest man in Mexico and number 79 in the world, according to the 2013 ranking by Forbes magazine, with a fortune of 13 billion 300 million dollars. The Bloomberg index, which is updated daily according to the movement of shares of the companies where millionaires have shares, which stands at number 117, with 9.9 billion dollars this year because their businesses have not had gleam in markets.
However, of all the men who make these lists may also be the most invisible. The most mysterious. The public less.

In Google a million 250 000 links containing your name, from which emerge only a few images appear: one in black and white, blurred in the foreground, which is not quite knows when it was taken; and other more dubious still, to color, which is not even sure that's him.
One of the weaknesses of German Larrea are French wines. The fans inherited from his father, Jorge Larrea, founder of Grupo Mexico, who was in charge of this organization until 1995, when it passed the baton to his son Germán. As president and CEO, German Larrea became his mining arm's third largest copper producer in the world and Ferromex and Ferrosur operators is one of the most important railway companies in the world; the largest in Mexico. All this, often amid controversy and litigation.

One of the most difficult times for Germán Larrea and Grupo Mexico came after the death of 65 miners at the Pasta de Conchos mine in Coahuila, in February 2006. This tragedy that shook Mexican society culminated in the breaking of Larrea and the leader of the National Union of Mineworkers, Napoleon Gomez Urrutia, now in exile in Canada for the same case.
In his book "The collapse of dignity", which went on sale in early 2014, Gómez tells a series of stories about encounters with Germán Larrea, who described as "moody, selfish and unscrupulous." Physically he defined as a tall, plump, pale skin, light eyes and an "arrogant" expression, with a weakness for Chateau Haut-Brion wine only if it is taken at the perfect temperature.

In his defense, Valentin Diez Morodo, another Mexican billionaire shareholder of more than a dozen companies and president of the Mexican Business Council for Foreign Trade, Investment and Technology, described him as a friendly, caring man with his family and behavioral faultless.

"It has always been a quiet person and avoids the spotlight, but when it comes to confronting problems, is a man who always gives the face with character and determination," wrote Diez Morodo to Expansion magazine.
Germán Larrea currently divides his life between Mexico City and Tuscany, Italy, where he has spent much of the last few years with wife and two children, according to press reports. His close say few things valued as privacy and amused by unnoticed when walking around the headquarters of Grupo Mexico, located in the exclusive neighborhood of Las Lomas de Chapultepec, in Mexico City. "It makes it a little safe, a little business strategy and as much for fun."

Postscript. These days the business of Grupo Mexico are not going very well. Tax adjustments applied to the mining sector and new laws in the rail sector companies have put their eye of the hurricane. Contrary to the relationship that his father used to forge the political class, Germán Larrea maintains a distance with politicians. Maybe that's why the lobbying to avoid the effects on their companies were not successful ... so far.

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