En un restaurante de Teherán, Elham Hassanzadeh, una mujer alta y de cabello frondoso que desborda su hijab, cena acompañada de los jefes de dos grandes empresas de ingeniería y construcción iraníes: B.M. Hazrati, director de Arsa International Construction, y Mehrdad Motarjemi, director de Gamma.
Hassanzadeh, de 31 años, creció en el tradicionalista sur de Irán, obtuvo su título de abogada en la Islamic Azad University, y gracias a una beca de Royal Dutch Shell cursó una maestría en la Universidad de Cambridge en Reino Unido para después doctorarse en la Universidad de Dundee.
Escribió el libro más exhaustivo sobre la industria iraní del gas natural desde la revolución islámica de 1979, publicado el año pasado por Oxford University Press.
Y regresó a Irán para dirigir una firma consultora, Energy Pioneers, en primera línea de la avanzada iraní para atraer de nuevo a los inversionistas extranjeros tras el levantamiento de las sanciones económicas.
El país espera recaudar 100 mil millones de dólares en financiamiento extranjero para duplicar su producción de petróleo y gas en los próximos cinco años.
Hassanzadeh está construyendo su negocio capitalizando un profundo conocimiento de los recursos energéticos de Irán, estrechos vínculos con los tecnócratas del gobierno y líderes de la industria en Teherán, y contactos de alto nivel en las principales compañías petroleras, firmas de abogados, y casas de inversión en Occidente.
A pesar de su juventud, cultivó en Europa una amplia red de contactos de la industria durante sus años en el Instituto Oxford para Estudios Energéticos. Sin mencionar nombres, pues algunos de esos contactos pudieron haberse saltado la ley estadounidense solamente por hablar de negocios con un iraní, comparte lo que ha aprendido: la fuerte participación occidental en el sector petrolero de Irán no se concretará hasta dentro de dos años o quizás más.
Los socios potenciales no confían en la información que reciben de Teherán, explica, y los grandes bancos y fondos de inversión "todavía necesitan una clara luz verde" del Departamento del Tesoro de Estados Unidos antes de comprometer dinero en Irán.
"Para ellos, la estabilidad iraní aún está en entredicho", dice. "¿Qué pasa si en dos años (el presidente reformista Hassan) Rouhani no es reelegido?".
Ante esa observación Motarjemi (cuya compañía Gamma recientemente completó la mayor planta de producción de gas natural de Irán en el Golfo Pérsico, la South Pars Phase 12) replica: "Siempre podemos hacer una larga lista de qué pasaría si… ¿Qué pasaría si Donald Trump es el próximo presidente de Estados Unidos?".
En el fiero debate al interior de la industria petrolera iraní, Motarjemi es de los que creen que la tecnología y la experiencia gerencial internacional son indispensables, frente a quienes arguyen que los logros alcanzados durante los cuatro años de sanciones demuestran que el país no necesita ayuda extranjera.
Aunque Phase 12 fue aclamada como un triunfo de la autosuficiencia iraní, costó el doble de lo que debía a causa de las sanciones.
Aunque Phase 12 fue aclamada como un triunfo de la autosuficiencia iraní, costó el doble de lo que debía a causa de las sanciones.
"No te puedes imaginar lo difícil que fue", dice el ejecutivo enumerando un sinfín de obstáculos. "He visto cómo la gestión funciona mucho mejor cuando hay una empresa europea trabajando a nuestro lado", admite.
Irán está listo para reconstruir su industria energética y Occidente lleva salivando desde hace meses ante la perspectiva del fin de las sanciones. En noviembre, el ministro de Petróleo Bijan Namdar Zanganeh tentaba a más de 300 ejecutivos extranjeros con la licitación de 70 proyectos de exploración y desarrollo y con la promesa de mejores condiciones para los productores extranjeros, bajo nuevos contratos más ventajosos que los anteriores.
Para Ganesh Betanabhatla, inversionista estadounidense de capital privado, la oportunidad es enorme, pero el principal problema es que la información sobre los yacimientos de hidrocarburo iraní es imprecisa y escasa: “Nadie en el mundo de la exploración y producción independiente ha puesto un pie allí en 36 años”.
Pero Hassanzadeh lo ha ayudado con la investigación, y su red ha organizado reuniones entre Betanabhatla y funcionarios iraníes en Nueva York y Europa.
"Ella intriga a las personas, sobre todo en Occidente", dice Jonathan Stern, su asesor de tesis y fundador del programa de investigación en gas natural del Instituto Oxford para Estudios Energéticos.
En términos de impacto, no es sólo que sea una mujer en una industria predominantemente masculina, es lo que ella dice. A sus clientes iraníes, directivos desesperados por captar socios extranjeros tras el levantamiento de las sanciones, Hassanzadeh les dice que no están listos. Irán necesita tecnología, el know-how y además buenos empleos, y tales cosas no se dan en el entorno de relaciones "semicoloniales" frecuentes en otras partes de Oriente Medio, explica.
Para que las compañías occidentales efectúen empresas conjuntas con socios iraníes en condiciones de mayor igualdad, Irán debe primero construir una "infraestructura de inversión" de auditores, abogados, consultores independientes, y tribunales en los que los extranjeros puedan confiar, advierte Hassanzadeh. Eso exige tiempo y un compromiso social al estado de derecho. Y por ahora, Irán no tiene siquiera un sistema confiable de referencias crediticias.
A los potenciales inversores occidentales, tan ansiosos como los iraníes de establecer relaciones, les aconseja paciencia. Su libro Iran’s Natural Gas Industry in the Post-Revolutionary Period, que dedica un capítulo a la corrupción y la necesidad de una reforma legal, fue un éxito entre los líderes de las grandes compañías petroleras y con él se ganó el respeto de los extranjeros por tener una visión lúcida de los problemas de Irán en lugar de tratar de ganar una comisión rápida como intermediaria.
"La perspectiva de Elham no es de optimismo puro, tiene un sentido comercial realista de los retos del futuro", señala Howard Rogers, quien dirige el programa de gas natural del Instituto Oxford.
A Hassanzadeh le gusta vencer a los hombres en su propio juego.
"Necesitaba romper esa frontera, entrar en una arena donde los hombres siempre han impuesto su dominio", escribió. "Me encanta el poder/éxtasis/emoción que este sector me ofrece como mujer para luchar con los hombres, ese momento exacto en que no sólo has cruzado las fronteras, sino que te has puesto por delante de los hombres, ese momento en el que eres la única panelista mujer en un grupo de alto calibre de siete u ocho hombres y todos se quedan callados e impresionados por tus conocimientos".
Gran parte del trabajo de Energy Pioneers es ayudar a las empresas iraníes a preparar documentos financieros y estudios de viabilidad que los inversores occidentales puedan confiar y entender.
Su proyecto más avanzado es un enorme complejo de refinerías de gas natural que pretende ser el más grande en el mundo: situado en el antiguo pueblo portuario de Siraf en el Golfo Pérsico, serán ocho refinerías interrelacionadas propiedad de ocho empresas privadas con una inversión de 350 millones de dólares por empresa. Tres de ellas han contratado a Hassanzadeh para buscar socios extranjeros.
Aunque sabe del fuerte interés que despierta el país, cree que es más probable que la financiación venga primero de Japón, Corea y China antes que de Europa o Estados Unidos. Sin embargo, afirma que los iraníes aman la tecnología estadounidense y prefieren sus productos sobre los procedentes de Europa y Japón. Dentro de unos años, dice, las petroleras estadounidenses estarán de regreso en Irán, donde serán recibidas con los brazos abiertos.
"Recibirán prioridad por encima de los demás".
After the desired end of UN sanctions against Iran, the West longs for the oil reserves of the Persian nation. Who knew that an Iranian woman, with only 31 years, but with broad knowledge of English and vast experience in the real world, would spearhead these negotiations expected.
In a restaurant in Tehran, Elham Hassanzadeh, a tall, leafy hair woman overflowing their hijab, dinner accompanied by the heads of two major engineering and construction Iranians: BM Hazrati, director of Arsa International Construction, and Mehrdad Motarjemi, director of Gamma.
Hassanzadeh, 31, grew up in Southern traditionalist Iran, earned her law degree at the Islamic Azad University, and thanks to a grant from Royal Dutch Shell he completed a master's degree at the University of Cambridge in the UK and then a doctorate in University of Dundee.
He wrote the most comprehensive book on the Iranian natural gas industry since the Islamic revolution of 1979, published last year by Oxford University Press.
And he returned to Iran to lead a consulting firm, Energy Pioneers, in front of Iran's advanced to lure back foreign investors following the lifting of economic sanctions.
The country hopes to raise 100 billion dollars in foreign financing to double its production of oil and gas in the next five years.
Hassanzadeh is building its business by capitalizing on a deep knowledge of the energy resources of Iran, close ties with government technocrats and industry leaders in Tehran and high-level contacts in the major oil companies, law firms and investment houses in the West.
Despite his youth, he cultivated in Europe an extensive network of industry contacts during his years at the Oxford Institute for Energy Studies. Without mentioning names, because some of those contacts US law could have skipped only by talking business with Iran, shares what he has learned: the strong Western participation in the oil sector of Iran will not take place for another two years or maybe more.
Potential partners do not trust the information they receive from Tehran, he explains, and the big banks and investment funds "still need a clear green light" from the Treasury Department of the United States before committing money in Iran.
"For them, Iran's stability is still in question," he says. "What if in two years (the reformist president Hassan) Rouhani is not reelected?".
Given this observation Motarjemi (whose company recently completed Gamma largest production of natural gas from Iran in the Persian Gulf, the South Pars Phase 12) replies: "We can always make a long list of what if ... What if Donald Trump is the next president of the United States? ".
In the fierce debate within the Iranian oil industry, Motarjemi is among those who believe that technology and international management experience are indispensable, against those who argue that the achievements during the four years of sanctions show that the country does not need help foreign.
Although Phase 12 was hailed as a triumph of Iranian self-sufficiency, it cost twice what it should because of the sanctions.
Although Phase 12 was hailed as a triumph of Iranian self-sufficiency, it cost twice what it should because of the sanctions.
"You can not imagine how difficult it was," says the executive enumerating countless obstacles. "I've seen how management works best when there is a European company working with us," he admits.
Iran is ready to rebuild its energy industry and West leads for months salivating at the prospect of the end of sanctions. In November, Oil Minister Bijan Namdar Zanganeh tempted to over 300 foreign executives with the tender of 70 exploration and development projects with the promise of better conditions for foreign producers, under new, more advantageous than the previous contracts.
For Ganesh Betanabhatla, US private equity investor, the opportunity is huge, but the main problem is that information on the Iranian hydrocarbon deposits is vague and weak: "Nobody in the world of independent exploration and production has set foot there in 36 years. "
But Hassanzadeh has helped with the research, and its network has organized meetings between Betanabhatla and Iranian officials in New York and Europe.
"She intrigues people, especially in the West," says Jonathan Stern, her thesis advisor and founder of the research program on natural gas of the Oxford Institute for Energy Studies.
In terms of impact, not only is it a woman in a male-dominated industry, it is what she says. In its Iranian clients, officers desperate to capture foreign partners after the lifting of sanctions, Hassanzadeh tells them they are not ready. Iran needs technology, know-how and also good jobs, and such things do not occur in the environment of frequent "semi" relationships in other parts of the Middle East, explains.
For Western companies made joint ventures with Iranian partners on a more equal footing, Iran must first build an "infrastructure investment" of auditors, lawyers, independent consultants, and courts in which foreigners can trust, warns Hassanzadeh. That takes time and a social commitment to rule of law. And for now, Iran does not even have a reliable system of credit references.
A potential Western investors, as eager as the Iranians to establish relationships, advises patience. His book Iran's Natural Gas Industry in the Post-Revolutionary Period, which devotes a chapter to corruption and the need for legal reform was a success among the leaders of the big oil companies and the respect for foreigners were won by have a lucid view of Iran's problems instead of trying to make a quick commission as an intermediary.
"The prospect of Elham is not pure optimism, has a realistic business sense for future challenges," said Howard Rogers, who directs the program for natural gas of the Oxford Institute.
A Hassanzadeh likes to beat men at their own game.
"I needed to break this border, enter an arena where men have always imposed its rule," he wrote. "I love the power / ecstasy / emotion that this sector provides me as a woman to fight with men, that exact moment has not only crossed the borders, but thou hast made before men, that moment in which You're the only panelist woman in a high-caliber group of seven or eight men and all remain silent and impressed by your knowledge. "
Much of the work of Energy Pioneers is helping Iranian companies to prepare financial documents and feasibility studies that Western investors can trust and understand.
Its most advanced project is a huge complex of refineries natural gas which claims to be the largest in the world located in the old port town of Siraf in the Persian Gulf will be eight interrelated refineries owned by eight private companies with an investment of 350 million per company. Three of them have hired Hassanzadeh to seek foreign partners.
Although he knows of strong interest in the country, he believes it is more likely that funding comes first from Japan, Korea and China rather than Europe or the United States. However, he says that Iranians love American technology and prefer their products over those from Europe and Japan. Within a few years, he says, the US oil will be back in Iran, where they will be received with open arms.
"You will receive priority over others."
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